"Es una sorpresa continua", dice Bugge
La mañana del 24 de marzo de 2004, Víctor Hugo Bugge vio cómo Néstor
Kirchner ordenaba descolgar un cuadro con la imagen de Jorge Rafael
Videla. Ese presidente de facto que perdía su lugar en la galería de
cuadros de honor del Colegio Militar era el mismo que posó para él en su
primer día de trabajo en la Casa Rosada.
Bugge es el fotógrafo de la Presidencia y lleva 26 años retratando con
su cámara Nikon los gestos del poder. Desde Videla y Galtieri hasta
Alfonsín, Menem y Duhalde posaron "para la foto oficial, no
oficialista", como le gusta decir cuando le preguntan por su trabajo en
la Casa Rosada. Pero Kirchner rompió con el estilo de reflejar un
microclima en sus imágenes: "Es una sorpresa continua".
El Presidente suele descuidar las formas protocolares y se deja llevar
por sus impulsos. "Hay que estar atento. Por ejemplo, termina de dar un
discurso y no puedo perderlo de vista porque de pronto me sorprende",
cuenta Bugge desde el estudio de Balcarce 50, donde edita las fotos del
día acompañado por "Chaca", una cotorra que le regalaron en Santa Fe en
un viaje presidencial.
Tiene 49 años y una larga trayectoria en el oficio que heredó de su
padre, Miguel Bugge, que fue fotógrafo de LA NACION durante 24 años.
Confiesa que es la primera vez que su mirada tiene que estar tan atenta.
La primera sorpresa fue el golpe de una cámara contra la frente de
Kirchner, el día de su asunción. Bugge dice que unos días después el
Presidente se reunió con el fotógrafo que lo había golpeado y le dijo:
"El primer atentado mediático".
Bugge es reticente a las palabras y sabe cuidar el secreto de tantas
reuniones presidenciales. Sin embargo, al repasar su trabajo, le gusta
contar la anécdota detrás de la imagen. "Después de cuatro actos pude
lograr esta foto", recuerda sobre una imagen elocuente y reiterada en
los actos oficiales de Kirchner: besos y abrazos para quienes intentan
acercarse al Presidente. "Se zambullía tan rápido encima de la gente,
que no me daba tiempo de hacer las fotos", señala.
Entonces cuenta cómo consiguió retratarlo: "Estábamos en la plaza de
Paraná y había 10 mil personas. Ese día, en cuanto dijo la última
palabra, me puse a sus espaldas y disparé".
Los malabares con el bastón presidencial el día de la asunción y el
ingreso de Hebe de Bonafini a la Casa Rosada para hacer las paces con el
Gobierno son sólo algunos de los retratos que muestran el "microclima"
logrado por el jefe de fotografía de la Presidencia en casi tres años de
la gestión de Kirchner.
Bugge califica de histórica la foto del último encuentro entre los
presidentes de Brasil, Venezuela y la Argentina. "La imagen destila
amistad y buena onda, más allá de la coyuntura política", indica. Y
agrega: "De todas las veces que me tocó verlos juntos, este encuentro es
el que mejor expresa la frase «Tres amigos siempre fuimos»". En otra
época, Enrique Cadicamo continuó la frase en el tango "Tres amigos". La
letra dice: "Tres amigos siempre fuimos en aquella juventud/era el trío
más mentado que pudo haber caminado por esas calles del Sur".
Y por el sur del continente, Bugge expone desde hace unos años sus
fotografías en galerías y bibliotecas. En marzo, la gira se inicia en el
kilómetro cero y viajará por toda la Argentina.
Parece una paradoja: las muestras no comienzan con una fotografía. Tal
vez porque la frase del músico León Gieco dispara lo que no fue dicho
por Bugge: "La memoria pincha hasta sangrar a los pueblos que la amarran
y no la dejan andar libre como el viento".Fuente: http://www.lanacion.com.ar/776219-como-ve-a-kirchner-un-experto-en-retratar-los-gestos-del-poder
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